La carta número veinte del tarot tiene un significado altamente positivo y rotundo cuando sale derecha. Nos remite a nuestros peores sentimientos, para posteriormente redimirnos. Los remordimientos y las culpas desaparecen porque logramos perdonarnos a nosotros mismos. Estamos en una etapa bisagra de nuestra existencia. No podemos pretender avanzar si cargamos pesadas mochilas a nuestras espaldas. Aceptar que somos humanos y, por ende, falibles, nos permitirá seguir adelante. Cuando la carta sale invertida, significa que no estamos tranquilos con nuestra consciencia y que eso puede transformarse en una obsesión.
Es tiempo de reencuentros y de empezar a dejar atrás viejos rencores. Si nuestra personalidad es propensa a albergar odio y animosidades contra quienes nos han herido, este es un llamado a dejar que lo negativo fluya hacia afuera de nuestras emociones. La benevolencia debe empezar por casa, así que no podemos pretender que nos perdonen por nuestros errores, cuando nosotros hemos dejado que la reticencia a perdonar a los demás se anclara en nuestro espíritu.
A partir de este momento, nuestras relaciones estarán caracterizadas por la armonía y por el equilibrio. Hemos madurado y eso se notará en todo lo que hagamos. Llegaremos al punto de desconocernos a nosotros mismos cuando nos sorprendamos con una inusual calma y entereza ante situaciones que solían ponernos excesivamente nerviosos. La vida adulta toma forma y ahora pasamos a ser el ejemplo a seguir. En resumen, es una carta con alto sentido positivo, ya que consolida el aprendizaje y anuncia la restauración de las relaciones dañadas.
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